Los susurros detrás de la puerta que Martin escucha en su departamento recién alquilado son los mismos que llaman la curiosidad del espectador y son los mismos que le harán caer en la trampa de la obsesión y el deseo. Como el fotógrafo de La ventana indiscreta de Hitchcock, película a la que el director Grzegorz Muskala rinde tributo, la pulsión del voyeur se proyecta hacia un aire irrespirable con una tensión enfermiza.
El juego de seducciones y sumisiones que Martin enfrentará con Simone, la dueña del departamento, lo hará entrar en un mundo de naturaleza turbia. Entre una comedia de estudiantes, el noir erótico y el thriller terrorífico, este filme apuesta por la extrañeza, el desconcierto y una atmósfera cargada de tensión. El cuerpo y rostro de Simone, toman un rol protagónico, como siempre lo han hecho las mejores femmes fatales, con una porción de gelidez e indiferencia. En el descenso a los infiernos de Martin advertimos una impresión metafísica en la que el destino se confabula con el placer y la fatalidad, pero por encima de todo ello, la cadena de acontecimientos del relato, se va desenredando con creciente misterio y precisión. |