“Mi experiencia con el tiempo se limita a una sola sensación: no tengo suficiente”. Todos podemos compartir la premisa del documentalista Florian Opitz. Aunque en la tecnocracia del siglo XXI todo se mueve más rápido y nunca en su historia la humanidad ha trabajado con tanta eficacia y velocidad. Vivimos bajo el constante factor de aceleración. La gran paradoja de nuestra civilización se origina en las máquinas que hemos inventado: la misma tecnología que supuestamente debe hacer nuestra vida más fácil y mejor, está en verdad esclavizándonos, robando nuestro tiempo. Las máquinas (o sistemas) nos han colonizado, y aunque no nos demos cuenta, nuestra visión del mundo, y el supuesto control que tenemos sobre él, se produce en verdad a través de los ojos de los ordenadores.
En su ambiciosa búsqueda del tiempo perdido Opitz trata de revelar una fotografía de nuestra civilización, que parece avanzar en modo automático, ajena a nuestros verdaderos deseos. Bajo el convencimiento de que aún no hemos alcanzado el punto sin retorno explora otros estilos de vida en países tan remotos como desconocidos, como por ejemplo en Bután. En los márgenes del capitalismo global, Speed - En busca del tiempo perdido tiene la virtud de proponer caminos alternativos.
En su ambiciosa “búsqueda del tiempo perdido” Opitz trata de revelar una fotografía de nuestra civilización, que parece avanzar en modo automático, ajena a nuestros verdaderos deseos. Bajo el convencimiento de que aún no hemos alcanzado el punto sin retorno explora otros estilos de vida en países tan remotos como desconocidos, como por ejemplo en Bután. En los márgenes del capitalismo global, “Speed - En busca del tiempo perdido” tiene la virtud de proponer caminos alternativos a esta carrera de ratas. |
Florian Opitz
Es documentalista. Nació en 1973 en Sarrebruck, pero pasó su adolescencia en Baden-Baden. Después de ser “explorador” y punk, comenzó sus estudios de Historia, Psicología y Literatura Inglesa y Norteamericana.
Casi por casualidad aterrizó en la televisión pública, donde trabaja desde 1988 como guionista y director de documentales.
Der grosse Ausverkauf (A precio de saldo) 2007 fue un documental de índole político, que obtuvo gran éxito internacional y se llevó a la gran pantalla. En 2009 le hizo merecedor del renombrado Premio Adolf-Grimme y le permitió viajar a más de 40 festivales internacionales.
Embarcado en una vida cada vez más frenética, estrena en otoño de 2012 su nueva película Speed-Auf der Suche nach der verlorenen Zeit (Speed-En busca del tiempo perdido) en los cines alemanes.
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