Cuando en la sala de un cine se apaga la luz y aparecen las imágenes en la pantalla, para cada uno de los espectadores se abre un mundo de imaginación, ese mundo que con nuestras películas venimos abriendo para los asistentes al Festival de Cine Alemán desde hace 22 ediciones.El cine ha cambiado de manera sorprendente. Lejos quedaron los años en que el material fílmico era de 35mm y venía en pesados rollos de entre 20 y 40 kilos por película. Cajas y cajas se acumulaban en la oficina y había que cuidar que no se mezclaran. La logística era sumamente compleja tanto para recibir como para posteriormente despachar esos rollos hacia sus nuevos destinos y nunca faltaba la película que llegaba sobre la hora. De esas épocas, nos quedan incontables anécdotas, como aquella vez en que debimos enviar de emergencia a un colaborador del festival a Asunción, en Paraguay, con la maleta vacía para cargar sin salir del aeropuerto la película y subirse inmediatamente al mismo avión que ahora partía ya de regreso a Buenos Aires. O como aquella tan memorable para muchos de nuestros fieles espectadores en la que todos salían de la sala comentando que no habían entendido el film. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa al darnos cuenta de que, en realidad, el proyectorista había cambiado el orden de los rollos sin siquiera notarlo!
Con los años, las películas pasaron a venir en formato digital en un disco rígido protegidas con claves de acceso, pero las complicaciones no desaparecieron. Cómo olvidar aquella llamada en medio de la madrugada francesa a un supervisor de guardia que se negaba a hablar en inglés y al que no había manera de explicarle que la película que debía empezar en media hora tenía la clave de acceso correcta, pero igualmente no funcionaba y era imposible proyectarla. Por más convencidos de que estemos de que después de 22 años ya nos las sabemos todas, siempre hay sorpresivos imprevistos.
Como el cine, el Festival cambió mucho a lo largo de todos estos años. Pero algunos aspectos esenciales se mantuvieron inalterables. Siempre seguimos intentando ofrecer excelentes films, invitar a interesantes personalidades y disfrutar a sala llena de lo mejor de la cinematografía alemana. Más aún, durante estas dos décadas, sigue presente en nosotros la fascinación ante ese momento en el que la oscuridad de la sala nos envuelve y nos vemos transportados por igual a mundos lejanos, fantásticos o cotidianos que nos esperan a la vuelta de la esquina. Es esa fascinación la que cada año nos hace repetir con entusiasmo “Wir sehen uns im Kino! – ¡Nos vemos en el cine!” y nunca dejar de recordar que, ante todo, “Kino im Kino – Cine en el cine”.
GUSTAV WILHELMI
DIRECTOR FESTIVAL DE CINE ALEMÁN